Tempus fugit
¿Qui no s'ha preguntat a sovint per qué quan érem menuts el temps s'estirava més per a tot? Shack estigué ahir cavilant d'açò, després de dinar en Ca Flor. Al poc de temps lliure que queda després de treballar i desplaçar-nos, li hem de restar:
a) el que en dediquem a anar a comprar
b) a preparar menjades
c) a estar informats
ç) a rentar el coche
d) a cuidar del patrimoni immoble seguint els consells del programa de bricolage de la tv
e) a resoldre desavenències en nóvies, amants, amics i amigues…
f) a celebrar les reconciliacions
g) a consumir una mija de 171 minuts de televisió al dia (Font: El País, 2/9/2006, pg69)
h) a devorar les menjades que preparem, fer la sobretaula, la tertúlia, la digestió, la visita a Mossén Roca i la becadeta.
i) a repensar-nos per qué quan érem menuts nos cundia més el temps………
Tenint en conte que fins als 18 lo únic que fem de tot açò és menjar lo més apressa possible per a seguir fent coses, Shack s'explica el misteri de per qué a partir dels 18 anys el temps corre que se les pela i ya no se'n troba mai per a tirar avant aquells proyectes ensomiats des de la tendra adolescència i que, a hores d'ara, s'han transformat en u dels pocs temes de conversació interessants.
posted by Shackleton at 1:46 a. m.
2 Comments:
Mossén Xaquelton.
Aprofite un descans de l'"ensayo" per a fer-li un preguntat: ¿i ara com ara, qué em diu vosté d'açò que portava el diari hui?
http://www.levante-emv.com/secciones/noticia.jsp?pNumEjemplar=3272&pIdSeccion=19&pIdNoticia=227993&rand=1157580796752
En qüestió de tavernes ¿fuig de la pàtina com del dimoni? Vaja, vaja fiant-se dels manipuladors d'aliments, dels desinfectants i dels sepulcres blanquejats...
So Barranca, Carrer de Cullera en la vila de Sueca. En la vespra de la Mare de deu de Sales.
9/07/2006
Ahí tenen vostés la canatadeta, que barranca no sap ni tallar i pegar.
Treinta y ocho turistas italianos se intoxican tras comer paella en la Escuela Oficial de Hostelería
La dirección cierra el local al precintar la inspección sanitaria las cámaras frigoríficas.
Una joven de 14 años, la menor del grupo, fue evacuada tras un cuadro continuo de vómitos.
R. Laguna/I. Pardo/S. Golf,
Valencia
Casi cuarenta turistas italianos de la tercera edad sufrieron ayer una intoxicación alimentaria cuando visitaban el centro histórico de Valencia tras haber comido al mediodía en la escuela de Hostelería de la Generalitat Valenciana. Los servicios médicos urgentes prestaron los primeros auxilios en plena calle a los más graves y 18 de ellos fueron evacuados a cuatro centros hospitalarios.
La Policía Local acudía con una orden de precintar el centro a las ocho de la tarde, minutos después de que la dirección del local cerrara sus puertas de forma voluntaria y aún con los técnicos sanitarios levantando el acta administrativa en su interior.
Al lugar de los hechos acudieron los delegados de Sanidad, Ramón Isidro Sanchis, y Seguridad Ciudadana, Miquel Domínguez, que inspeccionaron la cocina y se llevaron muestras para hacer cultivos tras precintar las cámaras frigoríficas. Los resultados estarán entre 24 y 48 horas.
Pasaban diez minutos de las cinco de la tarde cuando el primero de los turistas caía en la plaza de la Virgen de Valencia, tras una visita a la Catedral. Habían pasado las tres horas justas de la digestión desde que comiera junto al grupo de 38 turistas procedentes de Italia en el restaurante de la Escuela de Hostelería.
Vómitos, diarreas, desmayos... El grupo de visitantes, que se había dividido en dos, iba cayendo en los aledaños de la Lonja y de la Catedral. Habían llegado esa misma mañana en autobús procedentes de la provincia de Génova y comían en la Escuela de Hostelería como estaba previsto en el paquete turístico.
El cansancio, la edad avanzada y el calor sofocante de la tarde agravaron los efectos de la toxico-infección alimentaria sufrida tras la ingesta de un menú típicamente valenciano: ensalada -con huevo duro-, ajoarriero, «esgarraet» y paella. De postre, un dulce con crema de chocolate.
Según fuentes del Ayuntamiento de Valencia, los técnicos sanitarios sospechan del ajoarriero, ya que la paella está descartada por el punto de cocción. Lo que se ha podido determinar hasta el momento es que el agente infeccioso es un estafilococo, aunque falta determinar cuál, ya que su periodo de incubación oscila ente dos y seis horas. El estafilococo afecta más o menos en función de la edad y la capacidad de vómito, lo que justifica que unos estén más afectados que otros.
Diez ambulancias se desplazaron para atender a los enfermos en plena calle, hasta que en los jardines interiores de la Lonja habilitaron una especie de hospital de campaña donde fueron asistidos hasta el momento de su evacuación a varios centros hospitalarios.
Tendidos sobre sábanas en el suelo y con goteros había hasta 15 personas de edad avanzada y una niña de 14 años, presumiblemente la nieta de uno de los matrimonios afectados. La pequeña se había pasado casi una hora sin dejar de vomitar cuando la atendió una patrulla de la Policía Local, los primeros en alertar.
Durante toda la tarde, el centro histórico fue un ir y venir de ambulancias. Mientras que en la escuela de Hostelería, la recepcionista y el jefe de cocina atendían a los agentes de la Policía Local y Autonómica, que tomaban muestras de los alimentos que podrían ser la fuente de la intoxicación. El director del centro estaba ausente, según informaron en recepción al intentar contactar con él Levante-EMV. También se desplazaron hasta allí los técnicos sanitarios del ayuntamiento, que levantaron acta.
Eran las ocho de la tarde cuando un agente de la Policía Local llegaba a la Escuela de Hostelería y Turismo de Valencia, centro oficial adscrito a la Conselleria de Educación y Cultura de la Generalitat Valenciana, con un sobre que parecía contener la orden de precintar el local. Minutos antes, la dirección había cerrado sus puertas de forma voluntaria tras retirar el expositor con la carta de menús de entre 24 y 15 euros.
La policía vigilaba anoche para que no abriera las puertas, ya que había varias cenas previstas.
9/07/2006
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